Una aplicación ha de permitir deshacer las acciones realizadas. Si las acciones son reversibles, los usuarios pueden experimentar o equivocarse sin problemas. Se trata de un principio general de usabilidad llamado de Reversibilidad.
Una aplicación que nos esté pidiendo continuamente confirmación de nuestras acciones, nos resultará molesta y poco productiva.
Es lógico pensar que la mayoría de los clics que realizamos en una aplicación son intencionados. Por tanto, la solicitud de confirmación ralentizará la consecución de nuestra tarea.
De modo que en aquellas ocasiones en las que realmente nos hemos equivocado, recurriremos a la acción que nos permita deshacer nuestro error.